miércoles, 26 de agosto de 2009

PERÚ PERÚ PERÚ...

Día 1: CUZCO

El primer día, tras hacer un vuelo Buenos Aires-Lima, Lima-Cuzco (cabreo de respetables dimensiones con funcionaria de aduanas inclusive) llegamos a la ciudad como a las 14:00 horas, así que estuvimos el resto de la tarde paseando por la que llaman la Roma de Sudamérica y habituándonos a los "nuevos soles". Cuando volvamos a Europa después de tanto peso, peso uruguayo, reales y nuevos soles, los €uros nos van a parecer billetes del monopoli.

Plaza de Armas, epicentro de la ciudad del Cusco Mercado del barrio de San Blas

Decidimos apartarnos de la zona tan guiri en la que nos estábamos moviendo para buscar algo de comer y alejarnos todo lo posible del "menú turístico". No sabemos a quien se le ocurriría lo del menú para turistas, pero a nosotros nos parece un reclamo bastante contraproducente. Es algo así como decir "tenemos la misma comida que toma aquí la gente, pero a ud. señor turista se la vamos a cobrar cinco veces más cara. Pase por favor". Al final encontramos una "tasquita" como las que frecuentaremos mucho a lo largo del viaje.

Véase el precio:
Menú almuerzo: Sopa, plato principal y refresco por 3,5 soles (poco menos de un euro)


Esa misma tarde nos encontramos un jolgorio en la plaza durante la celebración del día de la Virgen Asunta

Día 2: CAMINO INKA

El camino del Inka habitualmente se hace en cuatro días, pero como queríamos aprovechar la semana de viaje todo lo que se pudiera, decidimos (hace ya tiempo) hacer uno más corto, de dos días. La ventaja de esta opción fue que por ese camino no te encuentras a nadie, mientras que el otro, al parecer, es una autopista de turistas rubitos con cachetes sonrojados. Además tuvimos la suerte de que nuestra guía (Juanita), lo fue solo para nosotros dos, con lo cual podíamos freirla a preguntas.

Comienza la caminata Ella es Juana

Llegamos a Wyñawayna, primer gran yacimiento arqueológico del camino


Seguimos...

Inti Punku (Puerta del Sol), desde donde puede verse la Ciudadela de Machu Pichu. Es el punto en el que después de hacer el camino del inka, se llega por primera vez al Valle Sagrado. A partir de ahí, una hora más de camino bajando hasta Machu Pichu. Posiblemente es el punto más majestuoso del camino, solo por él, merece la pena hacerlo...

Por fín llegamos...


Una vez llegados, ya con el parque cerrando, bajamos en autobus a Aguas Calientes, el pueblo que está debajo de Machu Pichu y en el que solo hay restaurantes, y además caros. Después de buscar con tesón un sitio barato para cenar, la señora, haciéndose la sueca cuando le reclamamos, intentaba cobrarnos un 50% del precio por la cara. No sabía con quien había topado... Estos pequeños detalles feos los hemos tenido durante todo el viaje, muy a nuestro pesar.


Día 3: MACHU PICHU y REGRESO A CUZCO

Por la mañana muy temprano volvimos a Machu Pichu (montaña vieja) para pasar el día y disfrutarlo en profundidad, acompañados por la explicación de Juanita.

Templo del Sol Templo de la Pacha Mama Templo de las Tres Ventanas
Templo del Cóndor
Coca, la hoja sagradaEl Dueño de Machu Pichu
Va tocando despedirnos
Nos despedimos de Machu Pichui con la última caminata, una hora y media hasta Aguas Calientes. Genial el hecho de que después de una hora bajando por las escaleras dispuestas a tal efecto, y ya casi llegando a Aguas Calientes, nos encontramos a una parejita subiendo sofocada que nos preguntaron con desesperación: "¿queda muchoooo?". No tuvimos corazón para decirles lo que les quedaba por sufrir ascendiendo.

Tren y bus de vuelta al Cusco.


Día 4: CUZCO

Echamos un día muy bueno conociendo el Cuzco más profundo, los barrios no tan turísticos, pero decididamente auténticos. Por cierto, si alguna vez vais a Perú y véis que el menú que vais a comer incluye refresco, no creáis, ni de lejos, que se trata de fantas y cocacolas. No, eso son gaseosas. El refresco es una especie de limonada, hiper-aguada, a veces con sabor a Clamoxil y que siempre sirven a temperatura ambiente, es decir, como para echarle fideos.
Los taxis de Perú, con los que hay que negociar el precio antes de subir.
En otros lugares fuera de Cuzco (Puno, Arequipa) hay taxis moto y taxis bici. En general son geniales.
Mercado callejero

Degustación de la cerveza local: "Cusqueña". A nuestro parecer bastante mejor que la Quilmes, con más cuerpo.

Este mercado mezcla los puestos de ropa, dispuestos cual medina marroquí, los de comida como en cualquier otro mercado del mundo, y unas largas hileras de señoras muy gordas, enclaustradas en espacios muy pequeños, a las que es difícil a veces encontrar detrás de una montaña de fruta, y que se dedican a vender zumos. También se negocia el precio.

Nosotros se lo compramos a ella, porque nos cayó simpática. Buenísimo por cierto. Lo único malo fue la ausencia de comunicación, porque a cualquier cosa que nosotros dijésemos ella solo respondía "Siiiiiiiii", fuera lo que fuera. Lo único que cambiaba era el tono del "siiiiiii", para hacerlo más solemne o más jovial. Pero siempre "siiiiiii"

Después de aprovechar bien tol día y descubrir un mirador precioso con vistas a la ciudad y sin guiris, agarramos un bus de 6 horas hasta Puno. Es de destacar que los autobuses, cada vez que hacen una parada, se llenan de vendedores que aprovechan el escaso lapso de tiempo para recorrer el autobús e intentar vender, desde artículos de comida de dudosa procendencia (había una señora con una bolsa de plástico llena de un líquido muy feo que decía vender mate) a almohadones muy muy horteras que la gente compraba a mansalva.


Día 5: PUNO y LAGO TITICACA

La ciudad de Puno no tiene nada de especial, excepto que se encuentra en la orilla del lago, así que desde allí partimos rumbo al Titicaca, de unos 8.500 kilómetros cuadrados de extensión y a 3.800 metros de altura sobre el nivel del mar.

Primera visita; Isla de los Uros. Estas islas (56 en total) son de fabricación indígena. Sí, sí, las fabrican ellos. Recogen una especie de cubos de tierra que se forman entre los juncos (totoros) se las llevan y las atan entre sí. Luego, una vez que tienen una especie de plataforma, la anclan al lago y por último la cubren con capas y más capas de totoro. Tienen que estar continuamente poniendo nuevas capas, porque las de abajo se pudren.
Andar sobre estas islas da sensación de esponjosidad. Con estos mismos totoros fabrican sus casas, sus barcas y todo. Hasta se lo comen (no sabe a nada).

Siguiente visita; Isla de Taquile. Allí comimos y nos enseñaron como son los bailes cuando se casan. Guille bailó, y posiblemente se casó con una señora de unos setenta años. Normalmente para los peruanos los sombreros que llevan suelen indicar su estatus, es decir, si son solteros, casados o si viven con la familia de los hermanos. Aquí en Taquile es igual, pero la simbología cambia y los gorros eran distintos.

Finalmente llegamos a la isla de Amantaní, donde una familia Quechua nos aloja y nos da de cenar, comer y desayunar. Incluso nos dejan su ropa... ya lo veréis...

Nuestro cuarto, ¡qué vistas!
Sole se come una llama y luego hacemos la foto. Hay que decir, que luego nos reunieron a todos y nos hicieron bailar alrededor de una hoguera sin poder escaquearse. Lo mejor fue escuchar al grupo de música y ver a alemanes de dos metros, vestidos de peruanitos (como nosotros en la foto) bailando con señoras de sesenta años a las que les sacaban más de un metro.


Día 6: AMANTANÍ y BUS CAMA A AREQUIPA

Al día siguiente hacemos una subida de una horita de caminata por la isla de Amantaní. Las vistas son impresionantes: a un lado la cordillera andino boliviana y al otro la peruana. La altura, como en todo el viaje, se nota, y tras dar unos cuantos pasos se siente como pesa el cuerpo. De hecho tras ascender en la isla, éste fue el punto más alto que alcanzamos en todo el viaje: 4150 metros.


Día 7: AREQUIPA

Fueron 6 duras horas de bus chungo hasta llegar (a media noche), pero mereció la pena. La ciudad de Arequipa es realmente bonita y descubrimos con estupor que en Arequipa, si bien no hay un movimiento nacionalista (ese concepto se lleva poco en Sudamérica) si que hay un sentimiento diferenciador con respecto al resto de Perú. De hecho abundaban las camisetas que decían "¿peruano? ¡arequipeño carajo!".

Plaza de Armas y Catedral de Arequipa
Compañía de Jesus y Volcán Misti de fondo. Un claustro increible, propiedad de los jesuitas hasta su expulsión de América en 1767. Las otras 20 estancias desgraciadamente habían sido separadas del monasterio y pertenecen en la actualidad a manos privadas, sin que el gobierno de Arequipa tenga la capacidad económica de volver a comprarlas.

Esta ciudad, rodeada de volcanes, es conocida por sus seismos. De hecho hay muchísimos de ellos en un año, pero imperceptibles. El problema es que de vez en cuando llega uno que sí es muy perceptible y debido a ello, edificios como la catedral han tenido que ser restaurados hasta cinco veces (una vez se cayó una de las torres).

Volcán Misti (El Señor)

Momento pisco sour para despedirnos de la ciudad en una terracita muy agradable.

Último bus del viaje, esta vez 9 horitas de vuelta a Cuzco.


Día 7: CUZCO y DESPEDIDA

Llegamos a las 5:30 de la mañana, cuando ya era de día, pero las calles estaban totalmente desiertas, así que nos dimos un paseo y nos fuimos a desayunar mientras Cuzco se despertaba.


Resulta que es el día internacional del folklore asi que, nos encontramos con ésto:

Para terminar el día (y el viaje), acabamos en una bar chulísimo escuchando bandas en directo.

Y otra vez de vuelta a Buenos Aires.

¡Fin de la aventura peruana!